Psicología
El pozo del dolor. David Whyte
Los que no se sumergen bajo la superficie
en calma del pozo del dolor,
buceando por sus aguas oscuras hasta allí
donde no podemos respirar,
no conocerán nunca la fuente del agua secreta,
fría y clara que bebemos,
ni encontrarán entre la oscuridad las moneditas
redondas que relucen,
las que arrojaron los que deseaban algo más.
- Problemáticas: depresión, ansiedad, pánico, fobias, Trastorno obsesivo-compulsivo, hipocondría, trastornos de alimentación, problemas derivados de situaciones traumáticas y TEPT (trastorno de estrés postraumático), violencia y abuso físico, sexual y emocional, situaciones de violencia de género, dolor o enfermedades crónicas, dificultades derivadas de problemas de salud por enfermedad, duelos y pérdidas, abuso de sustancias y problemas de adicción, trastornos de sueño, trastornos de personalidad, trastornos bipolares y psicóticos,…
- Para quién: personas adultas y adolescentes.
- Modalidad: presencial u online.
Sobre el proceso de terapia
Si estás buscando por 1ª vez tratamiento psicológico y quieres iniciar un proceso de terapia esto te puede interesar leerlo para que te ayude a situarte
Qué no es
Hay personas creen que la psicoterapia consiste solo en ir a hablar y desahogarse en cada sesión y nada más, o esperan que lx psicólogx les diga lo que hacer o no hacer, que tomará decisiones o les dará consejos. Que es parecido a cuando se habla con alguien de confianza del entorno de lo que pasa y entonces para qué ir si ya lo estoy haciendo y no me va a decir nada nuevo o nada que no sepa.
Qué es y qué implica ir a terapia
Una buena metáfora que te ayudará a entender el proceso de terapia es la de la barca.
Imagina que la profesional y la persona que va a terapia montan en una barca para iniciar el camino hacia donde se quiere llegar, cada uno con un remo. Si solo rema el profesional la barca se limitará a desplazarse en círculo sin avanzar. Para ir hacia donde cada quien quiere llegar tiene también que hacer su parte y remar. No hay otra forma.
En el proceso de terapia la persona aprende a asumir la responsabilidad de su propio bienestar, de remar y de hacer lo necesario para conseguir lo que quiere.
Qué quiere decir? Que si quieres iniciar terapia tendrás que hacer cosas distintas fuera de las sesiones. Solo con venir a estas no será suficiente.
El proceso de entender lo que a cada persona le lleva a terapia implica tanto crear una buena relación como recoger la información necesaria, al ritmo más adecuado para cada quien, (lo que está pasando, sintomatología, desde cuándo, qué estaba pasando en ese momento,..).
Tenemos un doble foco, por un lado nos ocupamos del presente y de lo que se quiere cambiar y por otro lo conectamos con la historia pasada, para entenderlo y detectar situaciones y sucesos que puedan estar influyendo con lo que sucede en el presente. Después las trabajamos específicamente y las procesamos con EMDR si es necesario para que dejen de interferir.
Duración de las sesiones, frecuencia y precio
Duración de cada sesión:
es de 1 hora, excepto la 1ª cita que es 1h15´-1h30´.
Frecuencia: para que el proceso terapéutico sea efectivo la frecuencia de las citas tiene que ser continuada. Lo normal será cada 15 días y conforme se vaya estando mejor se irán alargando, aunque se puede flexibilizar para poder adaptar el proceso a tus necesidades siempre y cuando no interfieran en lo que es adecuado.
Precio: 60€/sesión.
Duración del proceso de terapia
Depende de multitud de factores, objetivos a alcanzar, momento vital actual, historia y duración de los síntomas, historia de vida y tipo de apego con figuras en la infancia, experiencias adversas vividas y el tipo, cantidad y naturaleza de las mismas, características personales, el patrón de autocuidado, de regulación emocional, etc….
Lo que sí te puedo asegurar es que nunca se llevarán a cabo más sesiones de las que estrictamente sean necesarias.
Orientaciones terapéuticas principales
EMDR
Qué es la terapia EMDR
La terapia de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR) es un método terapéutico que ha demostrado ser efectivo tanto para ayudar a las personas a recuperarse de un trauma como de otras experiencias vitales angustiosas asociadas a problemas de salud mental como el estrés postraumático (TEPT), la ansiedad, la depresión y muchas otras patologías.
La Organización Mundial de la Salud la recomienda desde 2013 como uno de los tratamientos preferentes para los trastornos relacionados con el trauma. La Base de Datos Cochrane de Revisiones Sistemáticas indica que las terapias orientadas al trauma como EMDR son más efectivas en las patologías postraumáticas. La Sociedad Internacional de Estudios de Estrés Traumático (ISTSS) la recoge como uno de los tratamientos de elección para el TEPT. En muchas otras guías clínicas y organismos internacionales, EMDR aparecen entre las terapias recomendadas.
Su creadora, Francine Shapiro, descubrió a finales de los años 80 de forma fortuita una conexión entre el movimiento ocular y los recuerdos perturbadores persistentes. A partir de ahí comenzó a estudiar este fenómeno, y lo que en principio era solo una hipótesis acabó convirtiéndolo, tras mucha investigación, en un proceso estructurado de terapia, lo que terminó siendo la terapia de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR).
La idea central del modelo EMDR es que el sistema nervioso tiene mecanismos para procesar e integrar todo lo que nos va sucediendo, también las experiencias difíciles o estresantes. La dificultad llega cuando estas experiencias son más intensas o complejas para la persona, aquí es cuando el sistema puede bloquearse y el recuerdo se almacena sin “digerir”, sin elaborar, con las mismas percepciones, pensamientos, emociones y sensaciones.
Estos recuerdos no “digeridos” pueden dar lugar a problemas y síntomas en el presente si algo de lo que ocurre se conecta con esas experiencias primarias.
La terapia EMDR ha definido procedimientos para acceder y desbloquear esos recuerdos, y así poder “digerirlos”, lo que llamamos procesar. El nombre de la terapia viene de uno de los elementos que se utiliza en el proceso, el movimiento ocular. Es importante tener en cuenta que este en sí mismo, o cualquiera de las distintas formas de estimulación que se utilizan, no constituye un abordaje terapéutico, y su uso aislado no es recomendable.
+Info sobre terapia EMDR:
- Vídeo informativo de qué es el EMDR y su fundamentación: https://www.youtube.com/watch?v=GjRkylYH31I
- Asociación EMDR España: https://www.emdr-es.org/
- Evidencia científica sobre EMDR: https://www.emdr-es.org/Sobre-EMDR/Investigaciones-que-avalan-el-EMDR-como-psicoterapia
Terapia Centrada en la Compasión
La Compassion Focused Therapy, CFT, fue desarrollada por el psicólogo británico Paul Gilbert, uno de los primeros científicos que habló del concepto de compasión y que la planteó como una estrategia de intervención clínica. Es un modelo que no se generó como complemento a otras intervenciones sino que nació como una intervención individual en sí.
Los inicios de la Terapia centrada en la Compasión están en las observaciones de Paul Gilbert ya por los años 80 del tono emocional que las personas creaban en su interior con la intención de ayudarse. Se dio cuenta de que era inútil generar nuevos pensamientos o pensamientos alternativos si el tono emocional era de hostilidad o despectivo. La Terapia centrada en la Compasión se desarrolló con y para personas con problemas crónicos de salud mental ligados a la vergüenza y la autocrítica que provenían de ambientes desfavorecidos. Y así fue como desde esta orientación se empezó a indagar en la forma de generar un mayor equilibrio emocional a través del desarrollo de una motivación compasiva y de emociones orientadas al cuidado. Para ello, toma elementos de las enseñanzas budistas pero sus raíces se derivan de un enfoque evolutivo, neurocientífico y psicosocial, vinculado a la psicología y neurofisiología del cuidado.
La Terapia centrada en la Compasión es una terapia integradora que bebe de intervenciones cognitivo-conductuales y de otras terapias además de la tradición Mahayana del budismo, de donde toma prácticas milenarias que adapta al contexto terapéutico. Por un lado, utiliza todas las estrategias que tienen una evidencia científica y herramientas que incluyen la relación terapéutica, el diálogo socrático, el descubrimiento guiado, la psicoeducación, la identificación de conductas de seguridad, el foco en la evasión y la exposición, el encadenamiento de inferencias, la revaluación, los experimentos conductuales, el mindfulness, la conciencia del cuerpo, los pensamientos, la conducta y las emociones, el entrenamiento de la respiración, las prácticas de imaginación centrada en la compasión, el trabajo en la silla, la representación de distintos “yos”, la mentalización, la escritura expresiva, el perdón, la distinción entre autocrítica y corrección compasiva, las prácticas guiadas…
Pero la Terapia centrada en la Compasión también tiene elementos que le son propios como:
- La psicoeducación de nuestro “complicado” cerebro evolucionado.
- Modela la regulación emocional con especial foco en el sistema parasimpático y la afiliación.
- Se centra en la funciones y formas de la autocrítica y las emociones autoconscientes, especialmente en la vergüenza y la culpa.
- Adopta la compasión como sistema organizador de la mente, desarrollando motivos centrados más en el cuidado que en la competitividad, las competencias e identidades necesarias para ello.
- Trabaja con los miedos, bloqueos y resistencias a la compasión, los sentimientos positivos y, sobre todo, las emociones afiliativas.
Como nos recuerda Gilbert, la esencia de la compasión es el coraje. Es la compasión la que nos da la fuerza y el valor que necesitamos para abordar tanto nuestro sufrimiento como el de los demás.
La idea es aprender a identificar los sistemas emocionales y motivaciones que nos guían y a cultivar una identidad centrada en el cuidado, para lo que se sirve de una variedad de técnicas y prácticas de otras orientaciones y tradiciones.
Entre las patologías en las que la Terapia centrada en la Compasión es efectiva están:
- Tratamiento de ansiedad y depresión. Los hallazgos indican que su eficacia es muy alta.
- Trastornos con estrés.
- Ansiedad social.
- Trastornos en los que cursan la ira, culpa o la vergüenza.
- Síndrome del cuidador.
- Desgaste por empatía o burnout.
- Conflictos en las relaciones interpersonales.
- Dolor crónico“(Costa y Pinto Gouveia, 2011): disminuye la injusticia percibida y permite que se adapten mejor.
- Trastornos de la conducta alimentaria “(Kelly y col. 2014)” parece que la autocompasión disminuiría la autocrítica favoreciendo un pronóstico mejor.
- Traumas psicológicos infantiles “(Scoglio y cols. 2018) ya que permite una mejor regulación emocional y tener una repercepción positiva del suceso.
- Trastornos de estrés postraumático “(Held y Owens, 2015)”: la compasión disminuye la culpa, que es uno de los principales factores de la cronificación.
- Trastornos de personalidad: en formato grupal mejora el estrés, la depresión, la vergüenza, la comparación social (Lucre y Corten, 2013) y la aceptación (Feliu y cols., 2017).